Cuando me quede embarazada por primera vez, tenía tan solo diecinueve años, aunque eso no lo hizo menos deseado, ni un error, ni que que fuese a desperdiciar mi vida. Aún con todo ello y teniendo las ideas claras, el día que aquel test dio positivo, mi cabeza se lleno de sentimientos contradictorios, de dudas, me imaginé mil situaciones que seguro muchas también habéis conocido, incluso sin ser tan jóvenes.
Si hay algo que siempre digo cuando me preguntan, es que yo siempre he querido ser madre, que tenia claro que no lo seria hasta tener cierta estabilidad emocional con la otra persona y cuando "A" llego sentí que de alguna forma todo esto se había ido forjando muy rápido, tanto así, que aquí hemos seguido diez años, tres hijos y mil historias después.
Por aquel entonces yo era una niña muy mía, muy tímida, me costaba mucho hablar las cosas con los demás y cuando ese test dio positivo, me embargo el pensamiento de tener que enfrentar a tanta gente, lo que pensarían que me hubiese gustado que las cosas no tuviesen que ser así y no sentir esa presión y vergüenza en el momento, tenia en mente que todo el mundo esperaba siempre demasiado de mi.
Si os digo la verdad antes de hablarlo se me pasaron mil ideas por la cabeza, me plantee todas las posibilidades, abortar, continuar y no era por no querer, o que fuese o no buscado, no se trato nunca de una sorpresa, ni una irresponsabilidad, simplemente te encuentras en ciertas circunstancias en las que por un momento lo piensas todo.
Al pasar el Verano, yo comencé a sentirme cansada a menudo, pero no era un cansancio habitual, era como una pesadez en todo el cuerpo hasta al caminar, unas ganas inevitables de dormirme allá donde me encontrase. No note la falta del periodo; mi menstruación a menudo tardaba dos o tres meses entre ciclos incluso a veces más, no solía verla durante los meses de verano o si era activa físicamente con actividades deportivas, así que nunca sospeche, ni siquiera me plantee la idea de realizarme un test de embarazo.
Pronto empecé también a notar los pechos más hinchados y una sensación constante de calor a pesar de estar empezando el otoño en Galicia y tener temperaturas nocturnas bajas, sin embargo no le daba importancia, pero "A" si, el si se imaginaba lo que estaba pasando, fue el quién sugirió la idea de realizar el test y un día sin más, aparecieron con el.
Me hice el test la misma noche que me lo trajeron, la segunda línea apareció tan rápido que ni siquiera me dio tiempo a pensar y ver bien como funcionaba el chisme. Lo mire un rato y me sentía feliz, bueno ahí estaba, en algún momento tendría que salir del baño y fue entonces cuando pensé en el mundo y me rodearon mil pensamientos y miedos.
Nos tomamos un par de días para nosotros, para procesar todo lo que íbamos a vivir, pero llego el día en el que contarlo. Habíamos ido ha hacer unos recados y volvimos con mi madre de noche, cuando salió de trabajar. Habíamos decidido contárselo entonces, al llegar le dije "mama ponte las zapatillas y ven". Cuando entro en mi habitación se suponía que entre los dos le contaríamos todo, pero "A" se recostó en la cama y fingió quedarse dormido, me dejo todo para mi. Yo, sin saber como, nerviosa, temiendo su reacción, comencé a explicarle y cuando vi que no encontraba las palabras, cogí el test y se lo di, lo que no me esperaba es que ella se fuese a hacer la sueca, poniéndomelo más complicado, no paraba de preguntarme ¿Qué es esto? hasta que me hizo explicarlo. No sé enfado, se alegro, más tarde se entero mi padre que se alegro aún más y pronto lo compartiríamos con el resto de nuestras familias y si algo tenemos que agradecerles a todos es el gran apoyo que fueron para nosotros cuándo empezamos a formar nuestra vida.
Comentarios
Publicar un comentario