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Me emborrachaste...


Esas navidades fueron como cualquier otra, aunque eso de quedar los viernes con "A" se había convertido en un habito para la reflexión en la que terminaban caminando a las tantas de la noche por la calle agarrados de la mano. 
Pronto tuve que regresar a cumplir con mi deber, con lo que de alguna manera deseaba y había elegido, pero no era como me lo esperaba, me lo guardaba dentro, toda la dificultad que tenía, que tampoco me permitía hacer las cosas como tenia que hacerlas, luchaba, luchaba contra mi misma para decirme, vamos has peleado con todo el mundo para hacer esto no puedes rendirte, sabes que es duro, sabes que estas sola con todo, pero puedes, tu quieres ser una buena actriz, como toda esa gente a la que admiras, y por un tiempo parecia que me había convencido de ello, porque cuando estuve allí, en medio de aquella aula, que el profesor me había dejado para que en ese momento fuese la Marilyn más brillante, potente y loca, que se pinto los labios de rojo y se lo creyó con toda el alma, convirtiéndome en lo que esperaban ver todos con aquella frase que comenzaba "Marilyn no esta muerta, Marilyn soy yo..." era un gran ejercicio, me reía, disfrutaba de ese momento, me sentía única, fabulosa, me crecía en cuerpo y alma, de repente era otra tenia una luz espectacular, había comprendido que el bienestar propio estaba en creerse que estaba ahí, pasará lo que pasará luego. A partir de ese día toda yo cambie, mis ojos empezaron a brillar de otro modo, empecé a sentirme a mi misma, a sentir cada parte de mi cuerpo, cada uno de mis sentidos, de mis sentimientos, empezó a darme igual lo que la gente pensase o dijese, era yo, yo quería sonreír, hacer mi mundo, mi historia, sin que nadie pudiera impedirme nada y así cada día empecé a teñir sus labios de rojo como señal de su nuevo comienzo.
Volvía una vez más a mi casa, no podía evitar volver ahora, cada fin de semana, si podía ser el jueves mejor que el viernes, me sentía tan bien cuando quedaba con "A" todas aquellas tardes. Cada vez que la tomaba de la mano parecía que todo era mas imposible entre ambos, intentaba evitarlo apartarle, pero no quería, sabia que él tenia a otra persona en su vida pero no podía dejar de pensar que esa otra persona tampoco le hacia feliz, le maltrataba de maneras que yo nunca haría, jamás iba a permitir que pasase hambre, jamás iba a gritarle de la forma que ella lo hacia, haciendo de él un trapo, no, yo no quería usarle, yo si, ya le quería, le quería de verdad, no era un capricho que iba a usar un tiempo para luego abandonarle o tratarle mal, jamás le alejaría de su familia como hacia ella, pero también sentía que no estaba bien todo lo que estaba pasando, hablaba de su novia como si ella fuese la otra y la realidad era que yo solo era una amiga, usurpando lentamente el lugar de otra, por mucho que no fuese mi intención, a veces así se sentía.
Ese viernes como de costumbre quedamos en el mismo bar, pero también vendría "V" en los portátiles, los dos chicos jugaban al WOW mientras nosotras charlábamos de nuestras cosas tomando un café, eso si, sin que "A" soltase mi mano por mucho tiempo. Mientras que fueron a fumar fuera del local "V" y yo tuvimos un espacio de tiempo suficiente para hablar de él. Mientras que "V" estaba convencida de que el sentía algo muy bonito por mi, yo, en mi lucha entre sentimientos y lógica, lo negaba rotundamente, pero reconocía que me sentía bien con el, que si, que era verdad que tonteábamos, pero que el jamás la dejaría a ella, a pesar de como le trataba y yo lo veía normal, veía normal el hecho de que buscase otra cosa en mi, pero jamás pasarían de ese absurdo tonteo por el cual se sentía culpable, pero tampoco lo paraba. "V" le incitaba a que le besará porque quizás cuando eso pasase el ya no querría estar con otra más tiempo y tomaría una decisión, yo le respondí que cuando el quisiera besarme, me besaría, que no iba a mover un solo dedo para conquistarle a propósito, que no iba a incitarle a nada, porque me sentía solo como un entretenimiento, me sentía culpable de provocar esa situación y no saber o no querer pararla, pero también quería sentirme así, aunque fuese a salir herida de todo.
Toda esa tarde en mi mente, lo único que se repetía era "No voy a besarle, no, no lo haré" mientras el tonteo de "A" conmigo se hacía más y más intenso, viéndose claramente que no era una simple amistad lo que nos estaba pasando. 

No lo hice, no le bese y me sinti aliviada cuando al fin nos marchamos de allí. Primero acompañarían a "V" a su casa, nosotras ibamos delante charlando de todo lo que había pasado. "V" creía que yo debía lanzarme, que estaba claro que él tenía decidida ya una nueva vida, pero yo seguía insegura, no sabía que pensar, no sabía que hacer y ante tantas dudas prefería seguir en la posición en la que ahora estaba ¿para que iba a fastidiar las cosas? estaba todo bien tal y como estaba sucediendo aunque por dentro la culpa me carcomiese porque tarde o temprano alguien saldría herido, tenia claro además que sería yo.
Cuando dejamos a "V" seguíamos mano a mano caminando en la oscuridad a esperar como siempre, esa noche hacía mucho frío, nuestras manos casi se habían quedado pegadas, nuestras frías manos se encontraban de vez en cuando mientras caminábamos y hablábamos sin percatarnos de la helada que estaba cayendo.
Pronto llegamos a donde mi madre trabajaba, teníamos que esperar y nos sentamos sobre una enorme bola de cemento. "A" me pidió que me sentase sobre sus rodillas para darnos calor mutuamente, me envolvió entre sus brazos apretándome contra su cuerpo. 
Estaba empezando a darme cuenta que estaba desperdiciando mi tiempo contándole sobre otro hombre, dejándome aconsejar, empecé a entender que estaba harta de oírle decir cuanto quería a otra mujer, quejándose de que las cosas iban mal entre ellos y que si ella le dejase el no sabría que hacer porque lo que yo más deseaba ahora, era que ella se apartase, que todo fuese más fácil, luego se repensaba las cosas, no podía ser así, él tenía una vida hecha, había elegido un camino con otra antes de conocerla y yo no podía ser tan egoísta como para arrancarlo de todo. Así de repente me levante, camine hacía una verja que estaba tras nosotros, me agarro a ella y deseaba que mi madre saliese ya, que me salvase de esos pensamientos de toda esa lucha conmigo misma, porque la batalla estaba perdida sin empezar a jugarla. Mi deseo se cumplió, mi madre no tardo mucho en llegar, pero aún con ella delante "A" insistía en agarrarle de la mano de camino hasta el coche. 

Cada noche después de verle deseaba no tener que volver a mi otra ciudad, deseaba quedarse con el siempre, pero no era posible, yo tenia algo que demostrarle al mundo, algo que demostrarme a mi misma, tenia que crecer, hacerme quien era y que todos me mirasen tal y como yo me veía, sin rendirme jamás por nada ni nadie.

Pronto llego un nuevo fin de semana, otro más en el que mis ojos brillaban, pero el desconcierto vino cuando "A" se vino aquella noche a casa, que nervios, estaría en casa, conmigo, con mi familia. Eran fiestas en el pueblo de al lado por eso a mi hermano se le ocurrió la brillante idea de invitar a "A" a casa o eso fue lo que dijeron en un principio, porque más tarde descubrí que "A" estaba en su casa de "fugitivo", se había ido de casa porque sus padres estaban pasando una mala experiencia con su novia, eso provocaba discusiones entre ellos y "A" se marcho diciéndoles que se había ido con ella, pero tan lejos de la verdad, estaba en mi casa, conmigo ¿Por qué había preferido venir y no se había ido con ella tal y como dijo? yo me mordía los labios entre pensamiento y pensamiento, me sentía cada vez más confusa.
El Sábado nos recostaron los tres en la cama, en la habitación de mi hermano, era un habito que yo veía con normalidad, mis padres siempre me criaron en esa normalidad y podía tranquilamente, incluso dormir con amigos, vecinos, al final siempre hubo respeto a pesar de ser casi siempre yo la única chica entre todos. Jugamos a juegos de mesa compartiendo risas y chistes malos mientras cada cinco minutos la novia llamaba a "A", él corría a la calle para responder. Su teléfono volvió a sonar, era ya de noche, ella le pedía que la fuésemos a visitar a donde ella vivía, mis padres aceptaron llevarle aquella noche hasta allí, pero más tarde, les sorprendió otra llamada, la de los padres de "A", estaban preocupados, estaban de camino a verle a casa de su novia y "A" tuvo que decirles que no estaba allí, que estaba en mi casa, así que ellos no tardaron en presentarse en casa. En aquel momento sentí realmente cuartada mi intimidad, invadida de repente por su familia, resultaron demasiados acontecimientos seguidos en pocos minutos y creía que las cosas se estaban enrevesando demasiado. No quería conocer a sus padres en esa situación, me estaban haciendo sentir todavía peor de lo que ya me sentía, porque delante de ellos no podía ocultar las miradas que tenía con "A" ni delante de ellos ni delante de nadie ya.
Después de charlar largo rato con mis padres, los padres de "A" se marcharon y nosotros cogimos el coche para visitar ahora a su novia, no es que la idea fuese mucho de mi agrado, pero ¿que podía hacer? Durante el trayecto en coche "A" agarraba mi mano todo el tiempo hasta que nos acercamos a la casa. 
Fuimos a un bar cercano que cerraba a altas horas de la madrugada, allí se tomaron algo y charlaron todos. En una ocasión "A" se marcho afuera con su novia, ella estaba enfadada con él y quería hablar, mi rostro se entristeció entonces, mire mi mano y me di cuenta de que por momentos estaba llena amarrada a un sueño imposible, estaba enamorada de un imposible que se iba con otra delante de mis narices y tenia que retener una lágrima tonta que quería escaparse de mi ojo percorriendo mi mejilla hasta llegar al suelo donde se sentiría tan sola como yo, incapaz de tener un amor limpio y único. Entraron de nuevo y a "A" se le ocurrió la brillantísima idea de contarme lo que había pasado ahí fuera, como si con todo detalle.
Pronto regresamos, el camino se repitió con nuestras manos entrelazas pero yo ya no quería mirarle como lo había estado haciendo, quería detener todo aquello, porque algo dentro de mi gritaba que estábamos yendo demasiado lejos y sino tenía cuidado aquello iba a ser malo para mi. Miraba por la ventana, contaba cada estrella, me sentía muy confusa, estaba dividida entre la lógica y el sentir. Aquella noche la pasamos viendo películas, el me abrazaba sin soltarla, así finalmente él se quedo dormido acurrucado a su lado. Le miraba despierta toda la noche mientras la película se reproducía una y otra vez en el ordenador hasta llegar la mañana, me preguntaba mil veces porque no apareció antes en su vida, para llenarla de todas estas ilusiones que sentí que debían esfumarse. 
Llegaron las doce del medio día sin que nos diéramos cuenta, habíamos decidido acudir a la sesión del mediodía de las fiestas del pueblo de al lado. Nos pusimos en marcha, caminando tres kilómetros de distancia que hablando de nuestras cosas, cuando nos habíamos dado cuenta, estábamos allí,  en la plaza aún no había nadie, así que fuimos a tomar unos cubatas en un bar cercano, nos sentamos en una mesa cerca del billar y la terraza, mientras conversábamos animadamente, mi hermano pedía en la barra, "A" me fotografiaba mientras me cubría la cara con las manos.
Si os soy totalmente sincera, antes de deciros más, tengo que confesaros que mi tolerancia al alcohol es 0, un chupito basta para emborracharme y depende de lo que sea puedo estar como para irme a dormir y no recordar nada, así que siempre que salía, solía pedir cosas con muy bajo porcentaje o que no contuviesen alcohol. Él acercamiento entre "A" y yo fue cada vez más. Después de algún trago se produjo el momento que habíamos intentado evitar, o al menos yo, nos besamos y cuando paso, mi reacción fue decirle "ves lo que pasa, me emborrachas y luego..."

 









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